Samuel B., al que yo citaba en el post sobre el ateísmo y al hilo de lo que contestaba Daniel Dennet a los que habían rezado por su salud a raíz de su larga operación a corazón abierto, me envía el artículo del N.Y. Times donde él lo había leído, aunque me dicen que lo cuenta también Dawkins en su God Delusion.
Aquí está el artículo del N.Y. Times. Su lectura es recomendable pues ni es larga ni muy técnica.
Aparte detalles interesantes, solo para los entendidos o estudiosos, lo que se entiende es que las complicaciones posteriores a operaciones de corazón dependen de las oraciónes que se elevan a lo alto para que todo salga bien así como del conocimiento del paciente sobre esa oración.
Los que menos complicaciones postoperatorias sufrieron en el estudio al que se refiere el N.Y. Times fueron aquellos pacientes por los que nadie rezó. Luego aquellos por los que sí hubo alguien que pidió la intercesión divina pero ellos no lo sabían y finalmente aquellos que sí conocían que estaban siendo recomendados a Dios a efectos de evitar complicaciones para su vida en este valle de lágrimas.
Me es imposible tomarme en serio este tipo de estudios aunque se hayan realizado con todo el cuidado experimental, durante mucho tiempo y con una muestra amplia. Y mi escepticismo se remonta a aquel viejo adagio que se refería a la medición sin teoría. Cuando la teoría no establece alguna restricción previa me resulta dificil creer que sabemos lo que estamos midiendo.
No extrañará por lo tanto que termine con dos irreverencias contradictorias. La primerera es que, a pesar de todo, y por si acaso, no recen por mí, aunque la evidencia no sea definitiva. Y la segunda es que quizá los resultados experimentales variarían si, en vez de rezar solamente, se acompañara la oración con algún sacrificio propiciatorio.
Espero que alguna Fundación dedique sus dineros a esta fascinante seguna cuestión.