El enemigo del cosmopolitismo posmoderno o del internacionalismo (proletario) moderno, no es el nacionalismo sino el provincianismo.
Siguiendo con mi proyecto de presentar a economistas exóticos dentro del marco general de las relaciones entre Economía y Literatura, voy a traducir una parte de un texto del muy exótico y políticamente impresentable Ezra Pound que, por razones políticas relacionadas con su fascismo, estaba muy interesado en la Economía a la que dedicó no menos de 100 p áginas según mis c álculos, una cifra significativa para un poeta.
El 12 de julio de 1917 escribía en The New Age una pieza titulada Provincianism the Enemy. Después de citar al Flaubert de la Education Sentimentale afirma, como entrada a su ensayo, que el
PROVINCIANISMO consiste en:
a) la ignorancia de las maneras costumbres y naturaleza de la gente de fuera del pueblo, de la aldea, de la parroquia o de la nación de uno.
b) un deseo de forzar al otro a la uniformidad.
Para el poeta de Los Cantos Pisanos toda la Ilustración ( esa que paradójicamente le va a llevar años m ás tarde al fascismo como expresión de racionalidad) est á contra esto, tal como muestran los ejemplos de Galdos (sin acento), Turgenev, Flaubert o Henry James.
Para nosotros tiene interés la referencia a una historia concreta de Galdós:
un jóven ingeniero industrial de Madrid es finalmente llevado a la muerte por los señoritingos de ‘Orbajosa’ simplemente porque es de la capital y posee una educación.
Han pasado unos 90 años y este provincianismo sigue vigente y envenenando las relaciones internacionales y las personales. Muchas de las declaraciones de cosmopolitismo me parece que est án efectuadas por provincianos y muchas de los nacionalismos motejados de paletos me parecen lo m ás opuesto al provincianismo que denuncia Ezra Pound.
Quiz á ganaríamos algo mirando a la cuestión del Estatut desde esta perspectica paradójica.