En breve, me asegura Juan Carlos García Bermejo, aparecerá el volumende la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía dedicado a la metodología económica y en el que aparece una rtículo mío sobre Reflexividad al que tengo especial simpatía, un tema que estos días de turbulencias aparece como especialmente relevante debido al papel que están jugando las espectativas, esas sirenas que explican cómo y porqué el futuro influye en el presente en este mundo de la economía.
Tampoco debe de tardar mucho en aparecer un volumen más pomposo de los Pozanam Papers que recoge mi contribución sobre leciones a derivar de la economía a efectos de iluminar algunos aspectos poco tratados en filosofía de la economía.
Y ahora resulta que, además, en un solo día, como empaquetados en un momento corto de tiempo, me anuncian la aparición casi simultánea de otros tres artículos míos. Transatlántica de Educación y Política Exterior sacan dos piecitas, una cada una, sobre grandes instalaciones científicas y Cuadernos de Economía un tercer artículo sobre el papel de las grandes empresas en la innovación.
A diferencia de los dos primeros artículos mencionados, estos tres últimos son trabajos menores que no van a mejorara mi c.v; pero son tan míos como los otros y por eso contribuyen a una discreta euforia.
A esta edad, estar jugando con cinco publicaciones, más o menos vulgares, es como si me hubiera echado novia. Me siento como ese personaje viejo de Diary of a bad year, ese maravilloso libro de Coetze que mágicamente leemos simultáneamente mi hijo Rafa y yo, un escritor que no sabe explicarse el difuso deseo por la jóven, sencilla e irresistible vecina que le ayuda con su trabajo.