Habría mucho que escribir y poco a poco se van confesando los de mi generación en centenares de libros y en artículos todavía más numerosos. Me quedo con una frase cuyo origen desconozco pero que El Correo destacaba ayer y en la que me fijé mientras engañaba el aburrimiento de la espera que Iberia me impuso. Se la atribuía a Paul Auster y decía: En el 68 estaba furioso y sigo estándolo. A mí me pasa lo mismo y no estaría mal saber por qué.