Desde hace mucho tiempo se discute las ventajas o desventajas de las patentes y de los premios como formas alternativas de incentivar la inventiva.
Stiglitz, un Premio Nobel con índice h 52, nos dice que en el campo de los fármacos y para ciertas enfermedades, los premios serían mejor que las patentes. Seguro que es una afirmación que se puede discutir en general, pero me parece a mí que en el caso de los drechos de autor es indiscutible.
Calatrava ya tuvo su premio en un concurso convocado por el Ayuntamiento de Bilbao. Darle además un monopolio no tiene justificación económica aunque no le critico que use ese derecho que le concede una legislación mal concebida.