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El cuadro interpretativo que ofrece la conferencia de Touraine que llevo glosando una semana, no solo sirve para hablar de nuevas formas de hacer política tal como decía hace tres días ; sino que también puede ser usada para pensar sobre otros aspectos de la vida social de hoy en día. Por ejemplo sirve para empezar a pensar sobre política científica a través del examen de las comunidades científicas o, para mayor sencillez, a través del examen de los científicos, así en general.
Yo diría que los científicos contradicen con sus actos la imagen que quieren dar y que todos creemos tener de la ciencia. Presumen de ser el ejemplo de una sociedad que es universal y meritocrática, es decir una gesellschasft. Pero la meritocracia está demasiado a menudo traicionada por la propia parsimonia de la ciencia y la correspondiente inercia de los rankings y el universalismo es contradicho por la práctica diaria tributaria de sesgos localistas. En realidad, forman una gemeinschaft con la pretensión contradictoria de ser lo más universalista. Son de la época del poder en cuanto que conforman una comunidad localista y con miembros situados estamentalmente según el último ranking.
Empleando el simil taurino que usé, siguiendo a Zapatero, para hablar del candidato socialista a la alcaldía de Madrid, podría decir que los científicos se adornan pero no se arriman. Y esto contradice tanto a la gemeinschaft, el la que la gente se arrima sin adornos, como a la geselslhaft en la que la gente ni se arrima ni se adorna.
Y sin embargo en el mundo de hoy, en el que es el principio cultural el que estructura la sociedad, si un grupo quiere ser escuchado como un conjunto con identidad cultuaral propia tiene que adornarse y arrimarse. A pesar de esta evidencia, los científicos como grupo no proceden así; sino que se atricheran formando una comunidad que se consuela gritando sus verdades como adornos. No se dan cuenta que la comprensión del mundo ya no interesa, en general y salvo excepciones, más que de una manera utilitaria y, por lo anto cercana; diríamos que arrimada.
Lo que a ellos, los científicos, les interesaría hoy es la la construcción de una identidad identitaria que hiciera de su colectivo algo reconocible como interesado en la verdad y en lo fundamental (adornos) al tiempo que no renuncia a encontrar aplicaciones que mejoren la salud o salven el medio ambiente (rozamiento propio de lo arrimado).
De esta manera estarían en disposición óptima de convertirse en cazadores de rentas, algo que intentan hacer hoy pero que nos les sale muy bien pues quieren utilizar la proximidad al poder propia de la gemeinschaftt para exigir rentas que se les deberían por su universalismo, algo propio de la gesellschaft. Para conseguir esas rentas tendrían que ser multiplemente locales, arrimados a diferentes imtereses, y adornarse de universales en cuanto que nada les es ajeno pues pueden disfrazarse de lo que sea.
Aunque pueda parecer una boutade yo me atrevería a decir que a los científicos les interesaría feminizarse. Es decir les interesaría presentarse como un grupo que trasciende la separación entre lo público y lo privado tal como hacen hoy las mujeres según Le Monde de Femmes, el último libro de Touraine. Como las mujeres, los científicos deberían ser el ejemplo de que la autorealización como sujetos comporta la importancia política y pública de esa autorealización.