Recogía ayer en mi Goulue una especie de oración que musitaba a menudo Vicente Urnieta pero que nunca dejó escrita. En mi rememoración insegura decía algo así: «jamás el tiempo hará en mí su maldita obra ni dejaré que las tareas de mi oficio empañen mi visión de águila«. Imposible saber, ahora que Vicente no está por este mundo, si era solo una oración o el comienzo de un poema.