En mi último artículo para EXPANSION trataba de argumentar que una OPA aparece cuando el negocio opado está mal gestionado, es decir no está haciendo efectiva la creación de valor que implícitamente tiene en sus tripas. Para evitar incomprensiones y contrataques tontos me cubría diciendo que no cabe argumentar que Endesa era más interesante para E.ON que ésta para Endesa y que, en consecuencia, el movimiento de E.ON, para no hablar del inicial de Gas Natural, era una muestra más de la relativa mala gestión de Endesa con relación a la de la compañía alemana.
Han acaecido, sin embargo, dos hechos contradictorios que debo reflejar. El primer hecho me da la razón. Ahí tenemos a Iberdrola adelantándose a Scottish Power, dando así una señal fehaciente de que su gestión es relativamente mejor que la de la firma escocesa. Un comportamiento muy distinto del de Endesa que se ha limitado a enmascarar su presunta mala gestión aduciendo que son los intereses en latinoamérica los que son objeto del deseo por parte de E.ON, evitando así reconocer la simetría que yo subrayaba.
El segundo hecho relevante es, sin duda, el apagón que se produjo por culpa de E.ON y que afectó a 10 millones de ciudadanos europeos en 9 países de la Unión. Esto nos hace dudar de la presuna ventaja de gestión. Quizá esta empresa debería peocupase más del negocio local del que debería saber más y dejarse de aventuras. Es como cuando las eléctricas españolas pedían y conseguían, aumentos de tarifas al tiempo que invertían en el negocio de telefonía aquí y en Latinoamérica.
Ni la diversificación de las utilities españolas, ni las ambiciones de E.ON me parecen mal. Sin embargo antes deberían garantizar el suministro. Y aquí E.ON, responsable del transporte, acaba de cometer un error serio, aunque también jocoso. Cortan una línea de alta concreta para que pase un barco con holgura y el resto de las líneas, que deberían asumir el desvío, se sobrecargan hasta el punto de saltar. El error se convierte en sospechoso cuando leemos la explicación del episodio que, doce días después de ocurrido, da E.ON achacándolo a que sus técnicos calcularon mal. Lo cuenta como si sus técnicos no tuvieran nada que ver con la compañía. REE lo hace mejor.
Sin embargo quizá los gestores de las eléctricas deberían vigilar otra amenaza que no viene de la competencia; sino de las firmas de private equity. Parece que éstas están interesadas con hacerse con negocios, como por ejemplo los media, que van cuesta abajo pero que generan un flujo de cash recurrente que se utilizaría para apalancarse más y entrar en otros negocios. Ahora se trataría de que las utilities complementaran a los media en las carteras de estas firmas de private equity.
No, no debe ser fácil gestionar hoy una eléctrica, atrapada en la red de los diversos deseos cruzados de otras compañías. Parecería que lo mejor que cualquiera de estas compañías eléctricas podría hacer es mejorar la productvidad en la producción del kilowatio y no otro tipo de movimientos que le distraen de esta tarea principal. Y, sin embargo, ahí tenemos a Iberdrola ofreciendo, se dice, 11 veces ebitda por Scottish Power, mientras que E.ON ofrece solo 9 veces ebitda. Una defensa por parte de Iberdrola o de su cúpula, si esa furera el significado de la próxima oferta pública de compra, que parece demasiado cara para los accionistas.
Pero seamos bienpensados y supongamos que Iberdrola sabe lo que hace: aprovecharse de la apertura británica y de la relativamente mala gestión de la compañía escocesa a la que quiere comerse.