Se trata otra vez de Poussin.
El Museo de Bellas artes de Bilbao organizó la que ha sido sin duda la mejor exposición de Poussin y el paisaje, un tema que me interesó en su día y sobre el que ahora vuelvo de manera tangencial.
Se trataba de un hecho insólito solo posible por la sabiduría y terquedad e su director, Javier Viar, que enrroló en la aventura, como comisario, a Paul Rosenberg, ex director del Louvre y máximo especialista en Poussin.
A través de este especialista, el MOMA solicitó a nuestro (sí nuestro, de todos los bilbainos) museo la posibilidad de que la exposición viajara con posterioridad a N.Y. a lo que el Museo de Bellas artes de Bilbao respondió afirmativamente haciendo un catálogo ad-hoc en el que escribía, claro está, Javier Viar como impulsor de la iniciativa y donde se mencionaba este hecho con claridad.
Hasta aquí nada especial ni raro. Rutina museística.
Lo que llama la atención es que un gran escritor y, a mi juicio, maravilloso prosista, Antonio Muñoz Molina, cayó en la beatería de explicanos las maravillas de Poussin en el MOMA sin mencionar para nada el origen de la idea ni la exposición previa en Bilbao.
Lo explicaba bien, pero a mi juicio mostraba un talante provinciano tratando de epatarnos con su cosmopolitismo con un deje o resabio de otra época en la que tu cultura dependía de la capacidad de visitar el extrajero. Ya sabemos que dirigió o dirige todavía el Instituto Cervantes de N.Y. siguiendo en este menester a María Lozano quien fue la que compró el edificio actual, y que nos ha descubierto Manhatan con una ilusión un pelín ingenua y quizá para algunos algo ridícula.
Pero todo eso no justifica que no mencionara siquiera que la iniciativa era bilabaina. Pero, en realidad ¿qué se puede esperar de un país cuyo periódico principal solo le dedicó a esta muestra una reseña cultural y ninguna crítica seria de algún especialista?
No se puede ser tan provinciano como estos madrileños que ahora viajan. Lo importante está, efectivamente, en Manhattan o en Bilbao. Ya les comenté esto a propósito precisamente de una conferencia de Javier Viar en el Prado.