Quedé muy impresionado por algunos de los datos que surgieron de la discusión propiciada por la Biblioteca de las Indias sobre Crisis Energéticas y Energías Alternativas, especialmente por los que propocionó Marcel Coderch en su ponencia.
Pero quizá me ha impresionado todavía más la virulencia de los intercambios posteriores a la jornada. De éstos me voy a quedar con lo de la desmaterialización de la economía por un lado y con la pretendida imposibilidad de sostener a la población actual a un nivel de vida como la de un español medio o un chino medio.
Respecto a lo de la desmaterialización tengo la sensación de que los datos aportados por David de Ugarte en su acta de la reunión son correctos, o así son tomados por la mayoría de los economistas que se interesan en estas cosas. El peso físico del PIB mundial por dólar es decreciente. Claro que esto no quiere decir que lo que comemos entre los 6.000 millones de personas en el mundo pese hoy menos que cuando éramos solo la mitad, digamos.
No parece que ahí haya un debate que merezca la pena. Sin embargo hay otros que sí que merecen una atención minuciosa. Dejaré aparte la consideración de la elasticidad del consumo del petróleo con relación a su precio que todo economista desearía tener en cuenta. Es una magnitud dificil de medir por diversas razones técnicas; pero el experimento que nos proporcionaron los años 70 mostró que puede ser muy elevada, eliminando así parte de la angustia que el posible agotamiento del petróleo trae consigo.
Lo que no puedo dejar de lado es el dilema que se presenta en caso de que los datos que maneja AEREN sobre la oferta energética no vayan descaminados y la elasticidad precio de la demenda de petróleo no sea suficientemente grande. El problema es que tedríamos que elegir entre todos los posibles pares de población y nivel de vida individual.
Me pongo en la situación de tener que elegir, no porque no crea que la interacción humana, incluído el mercado, no nos fueran a imponer la solución; sino porque la respuesta a ese problema de elección constituye un exerimento que revelaría la noción de humanismo implícita en el que arriesgara una propuesta. Tengo la impresión de que esa noción, en los miembros de la asociación citada, corresponde a la maximización del número total de vidas humanas que puedan pasar por este planeta.
Es un criterio como otro cualquiera; pero lo interesante sería explorar sus implicaciones y compararlas con las de otros posibles criterios como, por ejemplo, el de la maximización del suma de utilidades individuales, un criterio muy conocido por los economistas. Es posible que este criterio utilitarista no nos llevara a maximizar el número de habitantes humanos del planeta desde el pricipio de los tiempos hasta su final. Todo dependería de la curvatura de las funciones de utilidad individuales.
Pues bien yo diría que hoy parece que esa curvatura es tal que la gente prefiere pocos hijos a pesar de que se siente parte de una biosfera única. Si este fuera el caso estaríamos en una situación en la que las fuerzas del mercado podría ayudar a alcanzar la situación deseada por el utilitarismo siempre que la elasticidad precio de la demanda de energía no fuera pequeña.
Claro que no hay porqué ser utilitarista ni tener confianza en el mercado. Sin embargo los axiomas que definen el utiliarismo no son muy raros y el mercado, incluyendo el mercado de innovaciones, parece que no ha funcionado mal en el pasado cuando se ha tratado de racionar lo que sea.
Otra cosa es que estemos dispuestos a sobrepasar el estadio actual de civilización ( o lo contrario) y a salvar a cada vida humana en peligro a costa de una disminución significativa de nuestro nivel de vida. Esto es también perfectamente aceptable; pero es dificil de llevar a la práctica y deja traslucir una noción de humanismo que no es necesariamente la más encomiable.