En Veinte comentarios sueltos sobre economía y mecenazgo que publiqué en la Revista de Occdente en 1997, trataba de entender, después de distinguir entre patrocinio y mecenazgo, las razones de este último revistiera o no la forma fundacional.
El último comentario era revelador de mi concepción y puede constituir el punto de partida de la nueva reflexión que propondré poco a poco. Decía entonces en el último comentario suelto:
Una ventaja de concebir al mecenas como un creador de mercado es que así se le ubica en la corriente liberalizadora hoy en boga. Pero, ¿tiene esto sentido histórico? Quizá merezca la pena … elaborar una pequeña conjetura histórica.
Muy a menudo los economistas analíticos razonan como si el Mercado fuera un fenómeno natural que ha tenido que ser parcheado a lo largo de la Historia por el Estado debido a fallos que… devienen intolerables. De hecho la Historia puede haber recorrido la historia en sentido inverso. Al principio los recursos se asignaban por el Soberano y solo poco a poco se fue abriendo camino el Mercado que…, sería un fenómeno cultural y no algo natural.
Para los economistas analíticos el horizonte del pensamiento sería, paradójicamente, el Mecenazgo, mientras que para los observadores de la historia ésta parecerá llevarnos al reinado del Mercado. El papel histórico del Mecenazgo varía para una y otra concepción.
Para los unos el Mecenazgo sería realmente la superación de la idea de Estado y plasmaría el dominio propio de la Sociedad Civil que estaría organizada según algún principio de generosidad. Para los otros la única funcionalidad del Mecenazgo sería la de crear mercados allí donde faltan.
En mi opinión esta segunda concepción es más acorde con la Historia. Los mecenas del Renacimiento eran Estado. Los mecenas de hoy están llamados a introducir en el proceso de circulación mercantil aquellos bienes que hasta el momento no funcionan como mercancía, generalizando su disfrute. Nada Menos!
Como creo que, después de la entrada en el mecenazgo o en la filantropía en general de Bill Gates y Sra., así como de Buffet, la falsa interpretación se mantiene, deseo seguir abogando en favor de la concepción que yo proponía poniéndola un poco al día.