Abandonemos toda esperanza de teorías unificadoras, al menos en las ciencias sociales. Es la conclusión más pesimista que he sacado de la escuela de verano sobre The New Philosophy of the Social Sciences, celebrada en San Sebastián a mediados de Julio.
Por un lado está la antropología del filósofo mismo que , al parecer, se convierte, o desea hacerlo, en aquello sobre lo que filosofaba, es decir un científico social. Pero, por otro lado, como tales nuevos científicos, los nuevos filósofos de las ciencias sociales, se ocupan de establecer nuevos hechos que caso a caso vayan convirtiéndoles en lo que quieren llegar a ser.
Creo que sé de donde viene esta extraña manifestación de timidez de los que eran los valientes unificadores y generalizadores en Economía. Los filósofos de la Ciencia Económica se queren convertir en economistas o ciéntifcos de la Economía justo cuando ésta pierde sus contornos nítidos. Y esto ocurre debido a la corta historia de la Economía de la Información.
Esta relativamente reciente rama de la Ciencia Económica nos ha hecho ver que todo depende de detalles muy pequeños. Dependiendo de ellos cabe de todo, desde paradojas a resultados aparentemente inconsistentes entre sí. Hay que ir poco a poco y caso a caso.
Estaríamos en un mundo de espejos y sin la ayuda de los que han sido nuestros guías.