Yo he nacido y vivido un buen montón de años en un mundo (no es una simple ciudad) en el que la distinción entre margen izquierda y margen derecha era crucial y no solo en términos ideológicos, sino también económicos, sociales y culturales. Así que no es de extrañar que tienda a ver a las cuidades como separadas en dos por un río que las cruza. Y eso pasá en Madrid también; pero con una difrencia: que los madrileños en general no distinguen el norte del sur desde dentro de la almendra y por lo tanto no saben si están al oeste (margen derecha) de la Castellana o al este de la misma (margen izquierda).
Dado este despiste generalizado, y solo explicable porque el Paseo de la Castellana es un río sin agua, los que llegamos aquí como exilados a una edad ya madura no entendemos casi nada y tendemos, por la inercia que acarreamos con nosotros, a limitar nuestras andaduras a una de las márgenes.
Por eso la idea de gozne cobra un papel importantísimo para nuestras vidas cotidianas.
En mi ciudad hay un puente crucial que une o separa las márgenes del río. En Madrid ese gozne es más pequeño, se concentra en un punto determinado con medida casi cero. Es justamente la intersección entre la margen izquierda y la calle de Concha Espina. Y, más en concreto, se corporeiza en el diminuto enano que en ese preciso punto vende lotería sentado en una silla tan alta como él.
La ciudad pivota sobre ese hombre.Yo nunca cruzo la Castellana salvo en ese punto y rara vez lo hago pues en cuanto me topo con él mi tedencia es la de derivar hacia el este. No tengo ganas de conocer la margen derecha de la misma forma que ya no me apetece visitar la China.
Todo gira a su alrededor. Ahi, en él, se separa el este del oeste y sobre él gira la dinámica de la ciudad. !Qué digo de la ciudad! del mundo entero.
Nunca le he habado; pero me gustaría ser su amigo y explicarle que sobre él pivota el mundo. Temo que si un día no está en su sitio todo quede bloqueado y no podamos realcionarnos nunca más los de una y otra margen.
Qué bonito post para explicar Madrid… hay que pasárselo a todos los amigos que lleguen a la ciudad por primera vez. Madrid, la ciudad que giraba en torno a un enano… me viene a la cabeza Edgar Neville y su “Torre de los siete jorobados”…
Gracias. No conocía lo de Neville.
¡Sí, qué bonito!
He localizado al hombre en el Street View, junto con la breve historia de alguien que aparentemente corre mientras rebusca el billete de un autobús que está a punto de perder (subir por la Castellana para reproducir).
¡Increíble!
Recientemente llegue a la ciudad y ya tengo ganas de ir a ver el enano sobre el que pivota la ciudad, no se si me atreveré a hablarle 🙂
Yo que tu no lo haría forastero.