Abandonemos toda esperanza de teorías unificadoras, al menos en las ciencias sociales. Es la conclusión más pesimista que he sacado de la escuela de verano sobre The New Philosophy of the Social Sciences, celebrada en San Sebastián a mediados de Julio.
Por un lado está la antropología del filósofo mismo que , al parecer, se convierte, o desea hacerlo, en aquello sobre lo que filosofaba, es decir un científico social. Pero, por otro lado, como tales nuevos científicos, los nuevos filósofos de las ciencias sociales, se ocupan de establecer nuevos hechos que caso a caso vayan convirtiéndoles en lo que quieren llegar a ser.
Creo que sé de donde viene esta extraña manifestación de timidez de los que eran los valientes unificadores y generalizadores en Economía. Los filósofos de la Ciencia Económica se queren convertir en economistas o ciéntifcos de la Economía justo cuando ésta pierde sus contornos nítidos. Y esto ocurre debido a la corta historia de la Economía de la Información.
Esta relativamente reciente rama de la Ciencia Económica nos ha hecho ver que todo depende de detalles muy pequeños. Dependiendo de ellos cabe de todo, desde paradojas a resultados aparentemente inconsistentes entre sí. Hay que ir poco a poco y caso a caso.
Estaríamos en un mundo de espejos y sin la ayuda de los que han sido nuestros guías.
Espejito, espejito…
Una cuestión disputada hoy en etologÃa (que no sé si cuenta como ciencia social) es la de si los chimpances tienen algún sentido de su propia identidad. No como en _El planeta de los simios_, identidad de la especie, sino uno a uno. Por seguir con las pelÃculas: ¿Chita se reconoce como Chita? Para averiguarlo, podemos experimentar y un experimento clásico es el del espejo: si pones a un chimpancé ante un espejo, ¿se reconoce? Parece que sÃ. Incluso si se le duerme y se le deja una mancha en la espalda, la reconocerá después como suya, con ayuda del espejo. Y esto es muy poco común entre animales, incluso entre los primates. Hasta ahora, además de nosotros, sólo chimpances y orangutanes se enfrentan con éxito al espejo y se reconocen en él. Pero muchos etólogos dudan que eso sea asÃ.
Leyendo a Urrutia esta noche insomne, parece como si los economistas, abandonados por los filósofos, se encontrasen también en apuros ante el espejo. Uno a uno nos reconocemos, pero ¿cómo sabemos si somos lo mismo? El chimpancé será capaz de descubrirse a sà mismo en su reflejo, pero quizá porque sólo sea uno. Si se viese como la Rita Hayworth de Welles, multiplicado por miles de espejos, se perderÃa en sus propios detalles. ¿Quién sabrÃa reconocerse en un lunar?
Me parece que Urrutia añora al Platón iconoclasta que rompiendo todos los espejos menos uno, nos prometÃa: “Miraos sólo en este, y reconoceos, que esta es vuestra identidad”. Ya se sabe que Platón era poco amigo de la diferencia. Los filósofos donostiarras, en cambio, se gustan ante muchos espejos que deberÃan romper. Como si sorprendieramos al sastre que nos vende un traje mirando qué le queda a él, en vez de aconsejándonos a nosotros.
Pues bien, le propongo a Urrutia que comiencé a tratar a este filósofo coqueto como al chimpancé de los experimentos: pÃntele un lunar en el cogote (algún problema platónico) y pregúntele a ver si se reconoce, con espejo o sin él. Como Dorian Gray, estoy seguro de que no podrá soportar el no reconocerse en Platón, romperá el espejo, y volverá de nuevo a ocuparse del economista. Ya se sabe: el chimpancé, como el infierno, son los otros.
Por eso Juan podemos pasar de la retórica del botánico o el etólogo explorador, (aquella mirada asombrada y criminal de Darwin sobre el indio patagón desde el Beagle), a una retórica de la evocación. Pura y simplemente porq la realidad se ha fracturado y los buscadores de sistemas, los nuevos monoteistas son tan ridÃculos ya como las pelucas empolvadas de sus padres fundadores.
Disfrutemos de este tiempo maravilloso que ha convertido a los filósofos, de sacerdotes en altaneros mendigos guarecidos en casas especiales de acogida del estado. Casas donde se entretienen en juegos de rol napoleónicos y de las que apenas salen para tener que escuchar, como ETA de boca de Josu Jon: háganse un blog y déjennos en paz.
Vuelven el vate y el bricoleur, mueren los titanes, campan los dioses de los pequeño. Descansen en silencio, ya que no en paz, los epÃgonos de la FilosofÃa universitaria.
Justamente ahora tenÃa una discusión sobre el mismo tema con David de Ugarte.
y añado, con la meteorologÃa se avanzará mucho con mejores ordenadores y mejores ecuaciones, pero con la hidrologÃa la historia es otra. Y, al final, hasta los meteorólogos encontrarán sus lÃmites, como ya se los encuentran los climatólogos.
El paper al que hago referéncia es
“How far can we go in distributed hydrological modelling?”, K. Beven, Hydrology and Earth System Sciences, 5(1), 1-12, 2001.
Se encuentra el pdf en Google Scholar.
Parece que la ciencia se suma al posmodernismo.
http://www.monografias.com/trabajos/modypostmod/modypostmod.shtml
(no se si es el mejor link acerca del tema pero es interesante)
Personalmente creo que es peligroso en ciencia, quizas menos en arte (y dependiendo de qué rama), porque es pos de visiones muy miopes de la realidad nos puede dejar sin perspectiva o conocimiento profundo de un cuerpo doctrinal completo, con sus victorias y derrotas. Todo para favorecer a ciertos gurús que concentren el saber. O al menos que lo aparenten.
En sus términos, serÃa una red con pocos nodos muy potentes y conexiones fuertes, por la dependencia que originan dichos nodos.
Seguramente una red mas resistente será la que mas nodos tenga. El que las conexiones sean débiles, como podria ser interesante…como las esferas de electricidad estática.
Pero yo veo a la gente mas en la dinamica de ser lobo que de ser hormiguita.